martes, 2 de junio de 2009

GUIA PARA LA ACCION (9)

Por Pelegrín Castillo Semán


Otra triste comprobación: la política exterior frente Haití responde más a los intereses foráneos -de las potencias y organismos internacionales- que a las necesidades y realidades de la nación. Por eso hay tan buena disposición del liderazgo de los partidos mayores de seguir convirtiendo a la República Dominicana en el estado pivote de Haití, un estado fallido.

La visita de la Secretaria de Estado Clinton y la influencia de los Kennedy, están dando sus frutos. Después de agotar una agenda sobre corrupción, narcotráfico y Haití – precedida del empleo de ciertos recursos de poder no tan blandos -, se reafirmó la tendencia del gobierno peledeísta y la oposición perredeísta a someterse dócilmente, sin chistar, a los planes y compromisos asumidos: permitir que la fórmula constitucional aprobada sobre el estatuto de la nacionalidad siga siendo empleada como instrumento de imposición de una minoría nacional, y continuar auspiciando un proceso de “adopción” política, asimilación cultural e integración económica de facto, de los haitianos.

El interés nacional es claro: establecer -a través de un ejercicio firme de soberanía un régimen de nacionalidad fundado en ius sanguinis, eliminar el ius solis por innecesario y problemático asidero de tantas manipulaciones e injerencias externas. Pero conociendo la vulnerabilidad del liderazgo del gobierno y de la oposición a las presiones externas ejercidas desde centros de gran poder e influencia, a quien debe extrañar entonces la decisión de la Asamblea Nacional Revisora de votar una fórmula que solo servirá para incrementar las presiones y los chantajes…

Una cosa es convocar a la Comunidad Iberoamericana de Naciones –por solidaridad internacional, por contribuir a la estabilidad regional o por responder a una interés de RD- a asumir responsabilidad en el destino de la nación haitiana – y en eso todos estaríamos de acuerdo-, y otra muy diferente es que, desconociendo el derecho de Haití a su propia identidad nacional, a título de “reparación histórica y acto de justicia”, este sea incorporado y asimilado por la Comunidad Iberoamericana de Naciones, para viabilizar una solución fácil ,que minimice la responsabilidades de “los que más pueden y deben”.

El pueblo dominicano que ha elegido presidente a Leonel Fernández en tres ocasiones, confiándole la defensa y promoción de sus intereses nacionales, merece que este le explique con detalles, sin reservas y total lealtad, hacia dónde conduce su política externa frente a Haití.
Una pieza del teatro de lo absurdo: los representantes de un estado fallido discuten con los representantes de un estado débil, esquemas de integración insular, que siempre precisaran de mucha fortaleza institucional y de menos resentimientos históricos, mientras los poderosos de la tierra se complacen son los responsables de esta puesta en escena.

pelegrincastillofnp@hotmail.com
27 de mayo del 2009

No hay comentarios: